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Judit 11 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

Judit y Holofernes

1. Holofernes le dijo:— ¡Ten confianza, mujer, no temas! Jamás yo he tratado mal a nadie que haya deseado servir a Nabucodonosor, el rey de toda la tierra.

2. Incluso si ese pueblo tuyo que habita en la montaña no me hubiera despreciado, tampoco habría yo levantado mi lanza contra ellos. ¡Son ellos mismos quienes se lo han buscado!

3. Pero ahora dime por qué has huido de ellos y te has pasado a nosotros.De lo que no cabe duda es que, al venir aquí, te has salvado. Así que ten confianza, porque tu vida está a salvo desde esta misma noche;

4. nadie te hará ningún mal. Por el contrario, serás bien tratada, como corresponde a quienes sirven a mi señor, el rey Nabucodonosor.

5. Judit le respondió:— Pon atención a las palabras de esta sierva tuya y permite que hable en tu presencia. Mi señor, nada diré esta noche que sea falso.

6. Si sigues los consejos de tu sierva, Dios llevará tus planes a buen fin y nada fracasará de cuanto mi señor desea llevar a cabo.

7. ¡Por vida de Nabucodonosor, rey de toda la tierra, y por su poder! Él te ha enviado para que pongas en orden a todo ser viviente. Gracias a ti, no sólo las personas están a su servicio, sino que, por tu poder, también los animales salvajes, el ganado y las aves del cielo quedarán sometidos a Nabucodonosor y a su descendencia.

8. Hemos oído hablar de tu sabiduría y de la agudeza de tu inteligencia, y por toda la tierra se comenta que tú eres el mejor hombre del reino, el que posee mayores conocimientos y el que es más digno de admiración en la estrategia guerrera.

9. También nos hemos enterado del discurso que Ajior pronunció en la reunión de tu consejo: hemos escuchado sus palabras, pues los hombres de Betulia le salvaron la vida y él les contó todo lo que había hablado delante de ti.

10. Por eso, amo y señor, no menosprecies su palabra, sino ten en cuenta lo que te dijo, porque es cierto que nuestro pueblo no puede ser castigado ni dominado por la espada, a menos que peque contra su Dios.

11. Pero mi señor no debe sentirse ahora frustrado ni vencido; y es que la muerte los arrebatará sin remedio porque van a caer en pecado y van a provocar insensatamente la ira de Dios.

12. Dado que les falta la comida, y el agua les escasea, han resuelto echar mano del ganado y alimentarse de todo cuanto Dios, en sus leyes, les ha prohibido que coman.

13. Incluso han decidido consumir las primicias del trigo y los diezmos del vino y del aceite, que son cosas consagradas y reservadas para los sacerdotes que ejercen su función en Jerusalén, en presencia de nuestro Dios, y que a nadie del pueblo le está permitido ni siquiera tocarlas con las manos.

14. Además han enviado una delegación a Jerusalén —donde los que allí residen hacen lo mismo— para pedir del Consejo de Ancianos la oportuna autorización.

15. Pero sucederá que, en cuanto la obtengan, se servirán de ella, y en ese mismo día caerán en tus manos y los exterminarás.

16. Por eso yo, tu sierva, al saber todo esto huí de ellos. Dios me ha enviado para realizar juntamente contigo una hazaña que va a llenar de asombro a todo aquel que se entere de ella.

17. Porque tu sierva es una mujer piadosa que, tanto de día como de noche, sirve al Dios del cielo. Ahora, señor mío, me quedaré a tu lado, pero cada noche saldré a orar en el valle y adorar a Dios, y cuando cometan el pecado, él me lo dará a conocer.

18. A mi regreso vendré a informarte. Entonces podrás salir con todo tu ejército, y no habrá nadie entre ellos que pueda oponerte resistencia.

19. Yo te conduciré a través de Judea hasta que llegues a Jerusalén, y pondré tu trono en medio de la ciudad. Tú los conducirás como a ovejas sin pastor, y no habrá ni siquiera un perro que se atreva a ladrar delante de ti. Todas estas cosas me fueron anunciadas con antelación, y yo he sido enviada a comunicártelas.

20. Estas palabras de Judit agradaron a Holofernes y a todos sus oficiales que, admirados de su sabiduría, dijeron:

21. — No hay en toda la tierra una mujer que pueda compararse con esta, ni en la belleza de su semblante ni en la sensatez de sus palabras.

22. Holofernes le dijo:— ¡Bien ha hecho Dios enviándote por delante de tu pueblo, para poner el triunfo en nuestras manos y destruir a los que han despreciado a mi señor!

23. Eres muy bella de aspecto y tus palabras son elocuentes. Si haces lo que has dicho, tu Dios será mi Dios, y vivirás en el palacio del rey Nabucodonosor y serás famosa en toda la tierra.