Capítulos

  1. 1
  2. 2
  3. 3
  4. 4
  5. 5
  6. 6
  7. 7
  8. 8
  9. 9
  10. 10
  11. 11
  12. 12
  13. 13
  14. 14
  15. 15
  16. 16

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Judit 13 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

Muerte de Holofernes

1. Al caer la tarde, los servidores de Holofernes salieron rápidamente. Bagoas, después de haber hecho salir a los que estaban con su señor, cerró por fuera la tienda de campaña. Todos se fueron a acostar, porque habían bebido con exceso y estaban rendidos de cansancio.

2. Solamente quedaron en la tienda Judit y Holofernes, el cual, completamente borracho, yacía tendido en su lecho.

3. Judit le había dicho a su criada que se quedara fuera de su dormitorio y que la esperara hasta que ella saliera, como todos los días, para hacer la oración. Así se lo había dicho también a Bagoas.

4. Cuando todos habían salido y no quedaba nadie en la alcoba, ni pequeño ni grande, Judit, de pie junto al lecho de Holofernes, oró así en su interior: “Señor, Dios todopoderoso, mira lo que voy a hacer en esta hora, para que Jerusalén sea exaltada.

5. Porque ahora es el momento de auxiliar a tu heredad, y de poner por obra mi propósito de destruir a los enemigos que se han alzado contra nosotros”.

6. Se acercó al poste que estaba a la cabecera del lecho de Holofernes, descolgó la espada que él tenía allí

7. y, acercándose al lecho, lo agarró por la cabellera y dijo:— ¡Señor, Dios de Israel, fortaléceme en este momento!

8. Entonces le asestó dos golpes en el cuello con todas sus fuerzas y le cortó la cabeza.

9. Luego hizo rodar el cuerpo desde el lecho y desprendió el dosel de los postes a los que estaba sujeto. Salió en seguida y entregó a su criada la cabeza de Holofernes.

10. Ella la metió en la bolsa de las provisiones, y después salieron ambas juntas a orar como tenían por costumbre. Atravesaron el campamento y, bordeando el valle, subieron la pendiente de Betulia hasta llegar a las puertas de la ciudad.

Judit regresa a Betulia

11. Estando lejos todavía, Judit gritó a los que guardaban las puertas:— ¡Abran la puerta, ábranla! ¡Dios, nuestro Dios, está con nosotros para mostrar su fuerza en Israel y su poder contra los enemigos! ¡Así lo ha hecho hoy!

12. Cuando los habitantes de la ciudad oyeron su voz, bajaron rápidamente hasta las puertas y convocaron a los ancianos de la ciudad.

13. Todos, pequeños y grandes, acudieron corriendo, porque les parecía imposible que Judit y su criada hubieran podido regresar. Abrieron la puerta y las recibieron; luego encendieron un fuego para ver mejor y se agolparon alrededor de ellas.

14. Judit, alzando la voz, les dijo:— ¡Alaben, alaben a Dios! ¡Alábenlo, porque no le ha retirado su misericordia a Israel, sino que esta noche se ha valido de mí para destrozar a nuestros enemigos!

15. Sacó entonces la cabeza de la bolsa, se la mostró y les dijo:— ¡Miren la cabeza de Holofernes, el jefe supremo del ejército asirio, y miren el dosel bajo el que dormía su borrachera! ¡Por mano de una mujer el Señor le asestó un golpe mortal!

16. ¡Vive el Señor, que me ha protegido en todos los pasos que tuve que dar! Mi rostro sedujo a Holofernes para su propia perdición, pero no cometió conmigo ningún pecado que me hubiera manchado y deshonrado.

17. El pueblo entero estaba totalmente atónito. Cayeron de rodillas y oraron a Dios, exclamando a una voz:— ¡Bendito eres, Dios nuestro, que en este día has humillado a los enemigos de tu pueblo!

18. Ozías le dijo a Judit:— ¡Hija mía, que el Dios Altísimo* te bendiga más que a todas las mujeres de la tierra! ¡Bendito sea Dios, el Señor, que creó los cielos y la tierra y te guió para que cortaran la cabeza al jefe de nuestros enemigos!

19. Jamás caerá en el olvido la confianza que has mostrado, y que será siempre para todos un recuerdo del poder de Dios.

20. Que Dios te exalte eternamente y te colme de todo bien, pues no dudaste en arriesgar tu vida al ver cómo nuestro pueblo era humillado; al contrario, nos libraste de la ruina actuando rectamente en presencia de nuestro Dios.Todo el pueblo respondió entonces: “¡Así sea! ¡Así sea!”.