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1 Reyes 20:32-40 La Palabra Versión Española (BLP)

32. Se vistieron con sacos y con cuerdas al cuello y se presentaron ante el rey de Israel, diciendo:—Tu siervo Benadad te suplica que le perdones la vida.Ajab respondió:—Pero, ¿todavía vive? ¡Es mi hermano!

33. Aquellos hombres lo interpretaron como buena señal y, tomándole la palabra, se apresuraron a contestar:—¡Sí, Benadad es tu hermano!Ajab les dijo:—Id y traedlo.Benadad se presentó ante Ajab y él lo subió en su carro.

34. Entonces Benadad le dijo:—Te devolveré las ciudades que mi padre le quitó a tu padre* y además podrás instalar bazares en Damasco, como mi padre los instaló en Samaría. Ajab respondió:—Con ese compromiso te dejaré en libertad.Ajab firmó un tratado con él y lo dejó en libertad.

35. Un miembro de la comunidad de profetas dijo a un compañero, por orden del Señor:—¡Pégame!El compañero se negó

36. y el otro le dijo:—Por no haber obedecido la palabra del Señor, cuando te separes de mí, te matará un león.Y cuando se separó de él, lo encontró un león y lo mató.

37. El profeta encontró a otro hombre y le pidió:—¡Pégame!Aquel hombre le pegó y lo dejó herido.

38. Luego se fue a esperar al rey junto al camino, disfrazado con una venda en los ojos.

39. Cuando pasó el rey, el profeta le dijo a voces:—Cuando tu servidor estaba en el fragor de la batalla, un hombre se acercó y me entregó un prisionero, encargándome: «Vigila a este hombre y, como llegue a escapar, lo pagarás con tu vida o con un talento de plata».

40. Pero mientras tu servidor andaba ocupado en otras cosas, el prisionero desapareció.El rey de Israel le dijo:—¡Tú mismo acabas de pronunciar tu sentencia!

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