Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Ester Griego 4:17c-17l La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

17c. Tú, en efecto, que hiciste el cielo, la tierra y las innumerables maravillas que hay debajo del cielo, dominas sobre todo y nadie hay, Señor, que pueda oponerte resistencia.

17d. Tú lo sabes todo. Tú, Señor, sabes que, no por orgullo, arrogancia o ambición me he negado a arrodillarme ante el ensoberbecido Amán, a quien, por la salvación de Israel, estaría yo dispuesto hasta besarle los pies.

17e. Si me he negado ha sido por no dar a un ser humano el honor que sólo te corresponde a ti, oh Dios. Ante nadie me postraré que no seas tú, mi Señor; y no lo haré por arrogancia.

17f. Señor, Dios y Rey mío, Dios de Abrahán, perdona ahora a tu pueblo, porque quieren exterminarnos y destruir la que es tu heredad desde el principio.

17g. ¡No menosprecies al pueblo que tú mismo rescataste de Egipto!

17h. Escucha mi súplica y sé propicio a tu pueblo. Convierte en alegría nuestro dolor, para que, viviendo, podamos cantar himnos a tu nombre, Señor. ¡No permitas que enmudezcan los labios que te alaban!

17i. Todo Israel, viéndose amenazado de muerte, clamaba a Dios con todas sus fuerzas.

17j. Presa de mortal angustia, la reina Ester buscó ayuda en el Señor. Despojándose de sus vestiduras reales, se vistió con ropas apropiadas a aquellos tiempos de luto y aflicción. En lugar de finos perfumes, cubrió su cabeza con polvo y ceniza; mortificó duramente su cuerpo y, en vez de complacerse con alegres adornos, dejó que cayeran sobre él sus cabellos lacios y enmarañados. Luego oró al Señor, Dios de Israel, diciendo:

17k. — Señor mío, único Rey nuestro, ven en mi socorro, porque estoy sola y no tengo otra protección que la tuya en el peligro que me amenaza.

17l. Desde mi niñez he oído decir a mis parientes paternos que tú, Señor, tomaste a Israel de entre todas las naciones y a nuestros antepasados de entre sus predecesores, para que fueran tu heredad perpetua. Y tú cumpliste todo cuanto les habías prometido.

Leer capítulo completo Ester Griego 4