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1 Corintios 11:12-27 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

12. Pues aunque es cierto que la mujer fue formada del hombre, también lo es que el hombre nace de la mujer; y todo tiene su origen en Dios.

13. Juzgad vosotros mismos si está bien que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza.

14. La misma naturaleza nos enseña que es una vergüenza para el hombre dejarse crecer el cabello;

15. en cambio, para la mujer es una honra dejárselo crecer, porque a ella se le ha dado el cabello largo para que le cubra la cabeza.

16. En todo caso, si alguno quiere discutir este asunto, sepa que ni nosotros ni las iglesias de Dios conocemos otra costumbre.

17. Al escribiros lo que sigue no puedo felicitaros, pues parece que vuestras reuniones os hacen daño en vez de haceros bien.

18. En primer lugar, se me ha dicho que cuando os reunís como comunidad hay divisiones entre vosotros, y en parte lo creo.

19. ¡No cabe duda de que tenéis que dividiros en partidos para que se sepa quiénes son los verdaderos cristianos!

20. El resultado de esas divisiones es que la cena que tomáis en vuestras reuniones no es ya realmente la Cena del Señor.

21. Porque a la hora de comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y mientras unos se quedan con hambre, otros hasta se emborrachan.

22. ¿No tenéis casas donde comer y beber? ¡Por qué menospreciáis la iglesia de Dios y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué voy a deciros? ¿Podré acaso felicitaros? ¡En esto no os felicito!

23. Porque yo recibí del Señor esta enseñanza que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan en sus manos,

24. y después de dar gracias a Dios lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, entregado a muerte en favor vuestro. Haced esto en memoria de mí.”

25. Así también, después de la cena tomó en sus manos la copa y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre. Cada vez que bebáis, hacedlo en memoria de mí.”

26. De manera que, hasta que venga el Señor, proclamáis su muerte cada vez que coméis de este pan y bebéis de esta copa.

27. Así pues, cualquiera que come del pan o bebe de la copa del Señor de manera indigna, comete un pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor.

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