9. Y toda la gente, tanto la que iba delante de él como la que iba detrás, gritaba:«¡Sálvanos, Mesías nuestro!¡Bendito tú, que vienes en el nombre de Dios!Por favor, ¡sálvanos, Dios altísimo!»
10. Cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén, toda la gente se alborotó, y decía:—¿Quién es este hombre?
11. Y los que venían con Jesús contestaban:—¡Es Jesús, el profeta! Él es de Nazaret, el pueblo de Galilea.
12. Cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén, fue al templo y empezó a sacar a todos los que estaban vendiendo y comprando cosas. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero de otros países por dinero del templo, y también tiró los cajones de los que vendían palomas.
13. Y les dijo: «Dios dice en la Biblia: “mi casa será llamada: ‘Casa de oración’.” Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones.»
14. Luego algunos ciegos, y otros que no podían caminar, se acercaron a Jesús, y él los sanó.
15. Los sacerdotes principales y los maestros de la Ley se enojaron mucho al ver los milagros que él hacía, y al oír que los niños le gritaban alabanzas a Jesús, el Mesías.
16. Por eso le dijeron:—¿Acaso no oyes lo que estos niños están diciendo?Jesús les contestó:—Los oigo bien. ¿No recuerdan lo que dice la Biblia?:“Los niños pequeños,los que aún son bebés,te cantarán alabanzas.”
17. Luego Jesús salió de Jerusalén y se fue al pueblo de Betania. Allí pasó la noche.
18. Muy de mañana, Jesús fue otra vez a la ciudad de Jerusalén. En el camino tuvo hambre,
19. y vio por allí una higuera. Pero cuando se acercó, no encontró ningún higo para comer. El árbol sólo tenía hojas. Entonces, Jesús le dijo: «¡Nunca volverás a dar higos!»En aquel mismo instante, el árbol se secó.
20. Y cuando los discípulos vieron lo que pasó, se asombraron y preguntaron a Jesús:—¿Cómo fue que el árbol se secó tan rápidamente?