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San Mateo 15:17-39 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

17. Todo lo que comemos o bebemos va al estómago, y después el cuerpo lo expulsa.

18-20. Pero si la gente dice cosas malas, es porque es mala y siempre está pensando en lo malo: en cómo matar, en cómo ser infieles en el matrimonio, en cómo hacer cosas indecentes, o en cómo robar, o insultar a otras personas, y mentir. A Dios no le agrada que gente así lo alabe. Pero cualquiera puede alabar a Dios, aunque coma sin lavarse las manos.

21. Jesús se fue de allí a la región de Tiro y de Sidón.

22. Una mujer de esa región, que era del grupo al que los judíos llamaban cananeos, se acercó a Jesús y le dijo a gritos:—¡Señor, tú que eres el Mesías, ten compasión de mí y ayúdame! ¡Mi hija tiene un demonio que la hace sufrir mucho!

23. Jesús no le hizo caso. Pero los discípulos se acercaron a él y le rogaron:—Atiende a esa mujer, pues viene gritando detrás de nosotros.

24. Jesús respondió:—Dios me envió para ayudar sólo a los israelitas, pues ellos son para mí como ovejas perdidas.

25. Pero la mujer se acercó a Jesús, se arrodilló delante de él y le dijo:—¡Señor, ayúdame!

26. Jesús le dijo:—No está bien quitarles la comida a los hijos para echársela a los perros.

27. La mujer le respondió:—¡Señor, eso es cierto! Pero aun los perros comen de las sobras que caen de la mesa de sus dueños.

28. Entonces Jesús le dijo:—¡Mujer, tú sí que tienes confianza en Dios! Lo que me has pedido se hará.Y en ese mismo instante su hija quedó sana.

29. Jesús salió de allí y llegó a la orilla del Lago de Galilea. Luego subió a un cerro y se sentó.

30. Mucha gente llevó a Jesús personas que estaban enfermas. Entre ellas había cojos, ciegos, mancos, mudos y muchos otros enfermos. Y Jesús los sanó.

31. La gente, asombrada de ver a todos completamente sanos, comenzó a alabar al Dios de los israelitas.

32. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:—Siento compasión de toda esta gente. Ya han estado conmigo tres días, y no tienen comida. No quiero que se vayan sin comer, pues podrían desmayarse en el camino.

33. Los discípulos le dijeron:—Pero en un lugar tan solitario como éste, ¿dónde vamos a conseguir comida para tanta gente?

34. Jesús les preguntó:—¿Cuántos panes tienen?—Siete panes y unos pescaditos —contestaron los discípulos.

35. Jesús le ordenó a la gente que se sentara en el suelo.

36. Luego tomó los siete panes y los pescados, y dio gracias a Dios. Partió en pedazos los panes y los pescados, los entregó a sus discípulos, y ellos los repartieron a la gente.

37. Todos comieron hasta quedar satisfechos. Con los pedazos que sobraron, llenaron siete canastas.

38. Los que comieron fueron como cuatro mil hombres, además de las mujeres y los niños.

39. Después Jesús despidió a la gente, subió a una barca y se fue al pueblo de Magadán.

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