33. Debemos amarlo con todo nuestro ser, y amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Estos mandamientos son más importantes que cumplir con todos los ritos y deberes religiosos.
34. Como Jesús vio que el maestro de la Ley le dio una buena respuesta, le dijo:—No estás lejos del reino de Dios.Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
35. Mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:«¿Por qué dicen los maestros de la Ley que el Mesías será de la familia del rey David?
36. Recuerden que el Espíritu Santo dijo lo siguiente a través de David:“Dios le dijo a mi Señor el Mesías:‘Siéntate a la derecha de mi trono,hasta que yo derrote a tus enemigos.’”
37. »A ver, explíquenme: ¿Por qué el rey David llama Señor al Mesías? ¿Cómo puede el Mesías ser su descendiente? ¡Hasta David lo considera más importante que él mismo!»Había allí mucha gente, y todos escuchaban a Jesús con agrado.
38. Jesús siguió enseñando y les dijo:«¡Cuídense de los maestros de la Ley! A ellos les gusta vestirse como gente importante, y que en el mercado los saluden con mucho respeto.
39. Cuando van a una fiesta o a la sinagoga, les gusta ocupar los mejores asientos.
40. ¡Y son ellos los que roban las casas de las viudas, y luego hacen oraciones muy largas! Pero Dios los castigará más duro que a los demás.»
41. Un día, Jesús estaba en el templo, y se sentó frente a las cajas de las ofrendas. Allí veía cómo la gente echaba dinero en ellas. Mucha gente rica echaba grandes cantidades de dinero.