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San Lucas 9:40-54 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

40. Le pedí a tus discípulos que sacaran al espíritu, pero no pudieron.

41. Jesús miró a sus seguidores y les dijo:—¿No pueden hacer nada sin mí? ¿Hasta cuándo voy a tener que soportarlos? Ustedes están confundidos y no confían en Dios.Entonces Jesús le dijo al hombre:—Trae a tu hijo.

42. Cuando el muchacho se estaba acercando, el demonio lo atacó, lo tiró al suelo y lo hizo temblar muy fuerte. Entonces Jesús reprendió al demonio, sanó al muchacho y se lo entregó a su padre.

43. Toda la gente estaba asombrada del gran poder de Dios.Mientras la gente seguía asombrada por todo lo que Jesús hacía, él les dijo a sus discípulos:

44. «Pongan mucha atención en lo que voy a decirles. Yo, el Hijo del hombre, seré entregado a mis enemigos.»

45. Los discípulos no entendieron lo que Jesús decía, pues aún no había llegado el momento de comprenderlo. Además, ellos tuvieron miedo de preguntarle qué había querido decir.

46. En cierta ocasión, los discípulos discutían acerca de cuál de ellos era el más importante de todos.

47. Cuando Jesús se dio cuenta de lo que ellos pensaban, llamó a un niño, lo puso junto a él,

48. y les dijo: «Si alguno acepta a un niño como éste, me acepta a mí. Y si alguno me acepta a mí, acepta a Dios, que fue quien me envió. El más humilde de todos ustedes es la persona más importante.»

49. Juan, uno de los doce discípulos, le dijo a Jesús:—Maestro, vimos a alguien que usaba tu nombre para echar demonios fuera de la gente. Pero nosotros le dijimos que no lo hiciera, porque él no es parte de nuestro grupo.

50. Pero Jesús le dijo:—No se lo prohíban, porque quien no está en contra de ustedes, realmente está a favor de ustedes.

51. Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús debía subir al cielo, decidió ir hacia Jerusalén.

52. Envió a unos mensajeros a un pueblo de Samaria para que le buscaran un lugar donde pasar la noche.

53. Pero la gente de esa región no quiso recibir a Jesús, porque sabían que él viajaba a Jerusalén.

54. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron lo que había pasado, le dijeron a Jesús: «Señor, permítenos orar para que caiga fuego del cielo y destruya a todos los que viven aquí.»

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