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San Lucas 7:30-45 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

30. Pero los fariseos y los maestros de la Ley no quisieron obedecer a Dios, ni tampoco quisieron que Juan los bautizara.

31-32. Jesús siguió diciendo:«Ustedes, los que viven en esta época, son como los niños que se sientan a jugar en las plazas, y gritan a otros niños:“Tocamos la flauta,pero ustedes no bailaron.Cantamos canciones tristes,pero ustedes no lloraron.”

33. »Porque Juan el Bautista ayunaba y no bebía vino, y ustedes decían que tenía un demonio.

34. Luego, vine yo, el Hijo del hombre, que como y bebo, y ustedes dicen que soy un glotón y un borracho; que soy amigo de gente de mala fama y de los que cobran impuestos para Roma.

35. Pero recuerden que la sabiduría de Dios se prueba por sus resultados.»

36. Un fariseo llamado Simón invitó a Jesús a comer en su casa. Jesús aceptó y se sentó a la mesa.

37. Una mujer de mala fama, que vivía en aquel pueblo, supo que Jesús estaba comiendo en casa de Simón. Tomó entonces un frasco de perfume muy fino, y fue a ver a Jesús.

38. La mujer entró y se arrodilló detrás de Jesús, y tanto lloraba que sus lágrimas caían sobre los pies de Jesús. Después le secó los pies con sus propios cabellos, se los besó y les puso el perfume que llevaba.

39. Al ver esto, Simón pensó: «Si de veras este hombre fuera profeta, sabría que lo está tocando una mujer de mala fama.»

40. Jesús dijo:—Simón, tengo algo que decirte.—Te escucho, Maestro —dijo él.

41. Jesús le puso este ejemplo:—Dos hombres le debían dinero a alguien. Uno de ellos le debía quinientas monedas de plata, y el otro sólo cincuenta.

42. Como ninguno de los dos tenía con qué pagar, ese hombre les perdonó a los dos la deuda. ¿Qué opinas tú? ¿Cuál de los dos estará más agradecido con ese hombre?

43. Simón contestó:—El que le debía más.—¡Muy bien! —dijo Jesús.

44. Luego Jesús miró a la mujer y le dijo a Simón:—¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, tú no me diste agua para lavarme los pies. Ella, en cambio, me los ha lavado con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos.

45. Tú no me saludaste con un beso. Ella, en cambio, desde que llegué a tu casa no ha dejado de besarme los pies.

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