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San Lucas 7:25-40 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

25. ¿Se trataba de alguien vestido con ropa muy lujosa? Recuerden que los que se visten así viven en el palacio de los reyes.

26. ¿A quién fueron a ver entonces? ¿Fueron a ver a un profeta? Por supuesto que sí. En realidad, Juan era más que profeta;

27. era el mensajero de quien Dios había hablado cuando dijo:“Yo envío a mi mensajerodelante de ti,a preparar todopara tu llegada.”

28. »Les aseguro que en este mundo no ha nacido un hombre más importante que Juan el Bautista. Sin embargo, el menos importante en el reino de Dios es superior a Juan.»

29. Los que habían escuchado a Juan le pidieron que los bautizara, y hasta los cobradores de impuestos hicieron lo mismo. Así obedecieron lo que Dios había mandado.

30. Pero los fariseos y los maestros de la Ley no quisieron obedecer a Dios, ni tampoco quisieron que Juan los bautizara.

31-32. Jesús siguió diciendo:«Ustedes, los que viven en esta época, son como los niños que se sientan a jugar en las plazas, y gritan a otros niños:“Tocamos la flauta,pero ustedes no bailaron.Cantamos canciones tristes,pero ustedes no lloraron.”

33. »Porque Juan el Bautista ayunaba y no bebía vino, y ustedes decían que tenía un demonio.

34. Luego, vine yo, el Hijo del hombre, que como y bebo, y ustedes dicen que soy un glotón y un borracho; que soy amigo de gente de mala fama y de los que cobran impuestos para Roma.

35. Pero recuerden que la sabiduría de Dios se prueba por sus resultados.»

36. Un fariseo llamado Simón invitó a Jesús a comer en su casa. Jesús aceptó y se sentó a la mesa.

37. Una mujer de mala fama, que vivía en aquel pueblo, supo que Jesús estaba comiendo en casa de Simón. Tomó entonces un frasco de perfume muy fino, y fue a ver a Jesús.

38. La mujer entró y se arrodilló detrás de Jesús, y tanto lloraba que sus lágrimas caían sobre los pies de Jesús. Después le secó los pies con sus propios cabellos, se los besó y les puso el perfume que llevaba.

39. Al ver esto, Simón pensó: «Si de veras este hombre fuera profeta, sabría que lo está tocando una mujer de mala fama.»

40. Jesús dijo:—Simón, tengo algo que decirte.—Te escucho, Maestro —dijo él.

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