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San Lucas 16:9-22 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

9. »Por eso a ustedes, que son mis discípulos, yo les aconsejo que usen el dinero obtenido en forma deshonesta para ganar amigos. Así, cuando se les acabe ese dinero, Dios los recibirá en el cielo.

10. »Al que cuida bien lo que vale poco, también se le puede confiar lo que vale mucho. Y el que es deshonesto con lo de poco valor, también lo será con lo de mucho valor.

11. Si a ustedes no se les puede confiar algo que vale tan poco, como el dinero ganado deshonestamente, ¿quién les confiará lo que sí es valioso?

12. Y si no se les puede confiar lo que es de otra persona, ¿quién les dará lo que será de ustedes?

13. »Nadie puede ser esclavo de dos amos, porque preferirá a uno más que a otro. Y si obedece a uno, desobedecerá al otro. No se puede servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.»

14. A los fariseos les gustaba mucho el dinero. Por eso, cuando escucharon todo lo que Jesús decía, se burlaron de él.

15. Entonces Jesús les dijo:«Ustedes tratan de aparecer delante de los demás como personas muy honestas, pero Dios los conoce muy bien. Lo que la mayoría de la gente considera de mucho valor, para Dios no vale nada.

16. »Hasta la época de Juan el Bautista, la gente ha tenido que obedecer la Ley y la enseñanza de los Profetas. Desde entonces, se anuncian las buenas noticias del reino de Dios, y todos luchan por entrar en él.

17. »Sin embargo, es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, a que deje de cumplirse el detalle más insignificante de la Ley.

18. »Si un hombre se divorcia de su esposa y se casa con otra mujer, comete pecado, porque es infiel en el matrimonio. Si un hombre se casa con una mujer divorciada, también comete pecado.»Jesús también dijo:

19. «Había una vez un hombre muy rico, que vestía ropas muy lujosas. Hacía fiestas todos los días, y servía las comidas más caras.

20. En cambio, junto a la entrada de su casa había un hombre pobre, llamado Lázaro, que tenía la piel llena de llagas. Unas personas lo sentaban siempre allí,

21. y los perros venían a lamerle las llagas. Este pobre hombre tenía tanta hambre que deseaba comer, por lo menos, las sobras que caían de la mesa del hombre rico.

22. »Un día, el hombre pobre murió y los ángeles lo pusieron en el sitio de honor, junto a su antepasado Abraham. Después murió también el hombre rico, y lo enterraron.

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