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San Lucas 10:18-30 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

18. Jesús les dijo:—Yo vi que Satanás caía del cielo como un rayo.

19. Yo les he dado poder para que ni las serpientes ni los escorpiones les hagan daño, y para que derroten a Satanás, su enemigo.

20. Sin embargo, no se alegren de que los malos espíritus los obedezcan. Alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el libro del cielo.

21. En ese mismo momento, el Espíritu Santo hizo que Jesús sintiera mucha alegría. Entonces Jesús dijo:«Padre mío, que gobiernas el cielo y la tierra, te alabo porque has mostrado estas cosas a los niños y a los que son como ellos. En cambio, no se las mostraste a los que conocen mucho y son sabios, porque así lo has querido, Padre mío.»

22. Luego Jesús le dijo a la gente que estaba con él: «Mi Padre me ha entregado todo, y nadie me conoce mejor que él. Y yo, que soy su Hijo, conozco mejor que nadie a Dios, mi Padre, y elijo a las personas que lo conocerán como yo.»

23. Cuando Jesús se quedó a solas con sus discípulos, les dijo: «Dichosos ustedes, que pueden ver todo lo que sucede ahora.

24. A muchos profetas y reyes les habría gustado ver y oír lo que ustedes ven y oyen ahora, pero no pudieron.»

25. Un maestro de la Ley se acercó para ver si Jesús podía responder a una pregunta difícil, y le dijo:—Maestro, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna?

26. Jesús le respondió:—¿Sabes lo que dicen los libros de la Ley?

27. El maestro de la Ley respondió:—“Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que vales y con todo lo que eres, y cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo.”

28. —¡Muy bien! —respondió Jesús—. Haz todo eso y tendrás la vida eterna.

29. Pero el maestro de la Ley no quedó satisfecho con la respuesta de Jesús, así que insistió:—¿Y quién es mi prójimo?

30. Entonces Jesús le puso este ejemplo:«Un día, un hombre iba de Jerusalén a Jericó. En el camino lo asaltaron unos ladrones y, después de golpearlo, le robaron todo lo que llevaba y lo dejaron medio muerto.

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