9. Unos decían: «Sí, es él.» Otros decían: «No, no es él, aunque se le parece mucho.» Pero él mismo decía: «¡Claro que soy yo!»
10. Entonces le preguntaron:—¿Cómo es que ya puedes ver?
11. Él respondió:—Un hombre llamado Jesús hizo lodo, me lo puso en los ojos, y me dijo que fuera a la piscina de Siloé y que me lavara. Yo fui, y en cuanto me lavé los ojos pude ver.
12. —¿Y dónde está Jesús? —le preguntaron.—No lo sé —contestó él.