15. y me alegro de no haber estado allí, porque ahora ustedes tendrán oportunidad de confiar en mí. Vayamos a donde está él.
16. Entonces Tomás, al que llamaban el Gemelo, les dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros, para morir con Jesús.»
17-19. Como el pueblo de Betania estaba a unos tres kilómetros de la ciudad de Jerusalén, muchos de los judíos que vivían cerca de allí fueron a visitar a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Jesús llegó a Betania, se enteró de que habían sepultado a Lázaro cuatro días antes.
20. Al enterarse Marta de que Jesús había llegado, salió a recibirlo, y María se quedó en la casa.
21. Entonces Marta le dijo a Jesús:—Señor, si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
22. Pero a pesar de todo lo que ha pasado, Dios hará lo que tú le pidas. De eso estoy segura.
23. Jesús le contestó:—Tu hermano volverá a vivir.
24. Y Marta le dijo:—Claro que sí, cuando llegue el fin, todos los muertos volverán a vivir.
25. A esto Jesús respondió:—Yo soy el que da la vida y el que hace que los muertos vuelvan a vivir. Quien pone su confianza en mí, aunque muera, vivirá.
26. Los que todavía viven y confían en mí, nunca morirán para siempre. ¿Puedes creer esto?
27. Marta le respondió:—Sí, Señor. Yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, que debía venir al mundo.
28. Después de decir esto, Marta llamó a María y le dijo en secreto: «El Maestro ha llegado, y te llama.»