7. Al morir, el pecado perdió su poder sobre nosotros.
8. Si por medio del bautismo morimos con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él.
9. Sabemos que Jesucristo resucitó, y que nunca más volverá a morir, pues la muerte ya no tiene poder sobre él.
10. Cuando Jesucristo murió, el pecado perdió para siempre su poder sobre él. La vida que ahora vive, es para agradar a Dios.
11. De igual manera, el pecado ya no tiene poder sobre ustedes, sino que Cristo les ha dado vida, y ahora viven para agradar a Dios.
12. Así que no dejen que el pecado los gobierne, ni que los obligue a obedecer los malos deseos de su cuerpo.