2. Si en verdad la ley pudiera quitarles el pecado, no se sentirían culpables y dejarían de ofrecer sacrificios a Dios.
3. Pero sucede lo contrario. Cada año, cuando ofrecen esos sacrificios, lo único que logran es recordar sus pecados.
4. Porque la sangre de los toros y de los chivos que se sacrifican no puede quitar los pecados.
5-6. Por eso, cuando Cristo vino a este mundo, le dijo a Dios:«Tú no pides sacrificiosa cambio de tu perdón;por eso me has dado un cuerpo.
7. »Por eso te dije:“Aquí me tienes,para cumplir tu voluntad.Así me lo enseñala Ley de Moisés.”»
8. En primer lugar, este salmo dice que Dios no quiere, ni le gustan, los sacrificios y las ofrendas, ni los animales quemados sobre el altar, aunque la ley manda que sean presentados.
9. Después de eso, el salmo dice que Cristo vino a cumplir la voluntad de Dios. Es decir, Cristo quitó aquellos sacrificios antiguos, y estableció uno nuevo.
10. Dios nos eligió porque Jesucristo obedeció sus órdenes al morir en la cruz, y ofreció su cuerpo como sacrificio una sola vez y para siempre.
11. Aunque los sacrificios de animales no quitan el pecado, los sacerdotes judíos siguen ofreciéndolos muchas veces todos los días.
12. Pero Jesucristo le ofreció a Dios un solo sacrificio para siempre, y así nos perdonó nuestros pecados. Luego se sentó a la derecha del trono de Dios,
13. y allí estará esperando, hasta que Dios derrote a sus enemigos.
14. Porque, con un solo sacrificio, Jesucristo hizo que Dios hiciera perfectos a todos los que eligió para ser parte de su pueblo.
15. Así lo asegura el Espíritu Santo cuando dice:
16. «Por eso, éste será mi nuevo pactocon el pueblo de Israel:haré que mis enseñanzaslas aprendan de memoria,y que sean la guía de su vida.
17. Y nunca más me acordaréde sus pecados y maldades.»
18. Por lo tanto, si nuestros pecados han sido perdonados, ya no es necesario darle a Dios más ofrendas para que nos perdone.
19. Hermanos, la sangre que Jesús derramó al morir nos permite ahora tener amistad con Dios, y entrar con toda libertad en el lugar más santo.
20. Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto.
21. Él es nuestro gran sacerdote, encargado del santuario que está en el cielo.