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Números 16:15-35 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

15. Moisés se enojó muchísimo y le dijo a Dios: «No aceptes sus ofrendas, Dios mío. Yo nunca les he hecho ningún daño, y ellos jamás me han dado nada. ¿Cómo pueden decir que me aprovecho de ellos?»

16-17. Luego Moisés le recordó a Coré que debía venir al día siguiente con Aarón y los doscientos cincuenta descendientes de Leví, y traer sus braseros para quemar incienso delante de Dios.

18-19. Al día siguiente, Coré reunió a todos sus compañeros frente al santuario para enfrentarse a Moisés y a Aarón. Cada uno llevaba su brasero encendido. Entonces Dios se presentó con toda su gloria delante del pueblo,

20. y les dijo a Moisés y a Aarón:

21. —¡Aléjense de esta gente, porque ahora mismo los voy a destruir a todos!

22. Moisés y Aarón se tiraron de cara al suelo, y le dijeron a Dios:—Dios mío, tú que nos das vida a todos, ¡no los mates! ¿Vas a destruirlos por culpa de un solo hombre?

23. Dios le respondió a Moisés:

24. —Diles a todos los israelitas que se alejen de las tiendas de campaña donde están Coré, Datán y Abiram.

25. Moisés se levantó y fue a donde estaban Datán y Abiram. Con él iban los ancianos que eran jefes del pueblo.

26. Y Moisés le dijo a todo el pueblo: «Aléjense de las tiendas de esos malvados, y ni siquiera toquen lo que les pertenece. No sea que por su culpa mueran también ustedes».

27. El pueblo se alejó de Datán, Abiram y Coré, que estaban a la entrada de sus tiendas, con sus mujeres y sus hijos.

28. Entonces Moisés dijo:«Ahora verán que yo sólo sigo órdenes de Dios, y no actúo por mi propia cuenta.

29. Si esta gente muere normalmente, como cualquiera de nosotros, entonces significa que yo hago las cosas por mi cuenta.

30. Pero si Dios hace algo extraordinario, y se abre la tierra y se los traga vivos, no habrá duda de que ellos se rebelaron contra Dios».

31. En cuanto Moisés terminó de hablar, la tierra se abrió

32. y se tragó vivos a todos los que habían seguido a Coré, junto con sus familias y todas sus pertenencias.

33. Así fue como desapareció toda aquella gente.

34. Al ver esto, todo el pueblo salió corriendo y gritando: «¡Vámonos de aquí! ¡No sea que también a nosotros nos trague la tierra!»

35. Enseguida, Dios envió un fuego, y los doscientos cincuenta descendientes de Leví murieron quemados.

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