23. »Nadie debe vender de manera definitiva su propiedad familiar. La tierra es mía. Ustedes sólo son mis huéspedes y están de paso en ella.
24. »Si acaso compran un terreno, deberán reconocer que el propietario anterior tiene derecho a recuperarlo.
25. »Si algún israelita queda en la miseria y se ve obligado a vender su propiedad, su pariente más cercano tiene el derecho de recuperarla por él, para que la propiedad vuelva a sus manos.
26. Si no tiene ningún pariente cercano, y puede conseguir por sí mismo el dinero para recuperarla,