14. —Ni lo uno ni lo otro —respondió el hombre—. Yo soy el jefe del ejército de Dios. Y aquí me tienes.Josué cayó de rodillas, y con gran reverencia se inclinó hasta el suelo y le dijo:—Estoy a tus órdenes. Haré cualquier cosa que me pidas.
15. El jefe del ejército de Dios le dijo entonces a Josué:—Quítate las sandalias, porque estás pisando un lugar santo.Y Josué se descalzó.