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Génesis 38:15-16-29 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

15-16. Cuando Judá vio a una mujer con la cara cubierta, no se imaginó que se trataba de su nuera. Más bien, pensando que era una prostituta, se acercó a ella y le propuso:—Oye, ¿me dejarías acostarme contigo?Ella contestó:—Suponiendo que te deje, ¿qué me darás a cambio?

17. —Te mandaré uno de mis cabritos —respondió Judá.—Acepto —dijo ella—, sólo si me dejas algo tuyo como garantía de que me pagarás.

18. —¿Y qué quieres que te deje? —preguntó Judá.—Pues déjame tu sello con todo y cordón, y la vara que llevas en la mano —respondió ella.Judá aceptó sus condiciones, y tuvo relaciones sexuales con ella, y ella quedó embarazada.

19. Tan pronto como Judá se marchó, ella se quitó el velo y volvió a ponerse las ropas de luto.

20. Más tarde, cuando Judá mandó a su amigo Hirá para entregar el cabrito y recoger lo que le había dejado a Tamar, su amigo ya no la encontró.

21. Entonces les preguntó a los que vivían allí:—¿Dónde está la prostituta que acostumbra sentarse junto al camino de Enaim?Ellos contestaron:—Aquí nunca ha habido ninguna prostituta.

22. El amigo de Judá regresó y le dijo:—No encontré a esa mujer. Los de ese lugar me aseguran que allí no ha habido ninguna prostituta.

23. Judá respondió:—¡Pues que se quede con todo! Pero nadie podrá decir que no cumplo mi palabra. Yo te envié con el cabrito, y tú ya no la encontraste.

24. Como a los tres meses, alguien fue a decirle a Judá:—Seguramente tu nuera Tamar ha tenido relaciones con alguien, pues resulta que está embarazada.Entonces Judá exclamó:—¡Échenla fuera, y quémenla viva!

25. Cuando la estaban sacando, Tamar mandó a decirle a su suegro: «El dueño de todo esto fue quien me dejó embarazada. Fíjate bien, tal vez sepas quién es el dueño».

26. En cuanto Judá reconoció su sello y la vara, dijo:—El culpable soy yo, y no ella, pues no quise darle a mi hijo Selá como esposo.Y nunca más Judá volvió a tener relaciones sexuales con Tamar.

27. Tiempo después, Tamar tuvo mellizos.

28. Al momento de nacer, uno de los mellizos sacó la mano; entonces la mujer que ayudaba a Tamar le ató al niño una cinta roja en la muñeca y dijo: «Éste nació primero».

29. Pero el niño volvió a meter la mano, y el que nació primero fue el otro mellizo. Entonces dijo la mujer: «¡Vaya, te abriste paso!» Por eso le pusieron por nombre Fares.

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