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Ezequiel 20:8-23 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

8. »Pero ellos fueron rebeldes y no me obedecieron. Ninguno de ellos tiró sus odiosos ídolos, ni renunció a los malolientes ídolos egipcios.»Yo estaba tan enojado que, para desahogarme, quise castigarlos allí en Egipto.

9. Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo y para que no hablaran mal de mí los pueblos entre los cuales vivían los israelitas. Y es que yo me di a conocer a los israelitas, y los saqué de Egipto, en presencia de esos pueblos.

10. »Fue entonces cuando los llevé al desierto.

11. Allí les di todos mis mandamientos, que dan vida a quienes los obedecen.

12. También les dije que el día sábado me pertenece, y que en ese día debían adorarme. Así reconocerían que yo soy su Dios.

13. Pero ellos se rebelaron contra mí allá en el desierto; no obedecieron mis mandamientos, que dan vida a quienes los obedecen, ni me adoraron el día sábado.»Yo estaba tan enojado que, para desahogarme, quise acabar con ellos en el desierto.

14. Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo, y para que no hablaran mal de mí los pueblos que me vieron sacarlos de Egipto.

15. También allí, en el desierto, les juré seriamente que no los llevaría a la tierra que les había dado, esa tierra bella y fértil, donde siempre hay abundancia de alimentos.

16. Pero ellos, en vez de obedecer mis mandamientos, los rechazaron; en vez de adorarme el día sábado, siguieron adorando a sus ídolos malolientes.

17. »A pesar de todo, yo les tuve compasión y no los destruí en el desierto;

18. pero a sus hijos les advertí que no siguieran el mal ejemplo de sus padres, ni tuvieran nada que ver con sus ídolos malolientes.

19. »Yo soy el Dios de Israel. Por eso les pedí que obedecieran todos mis mandamientos,

20. y que me adoraran el día sábado, como señal de que me reconocían como su Dios.

21. Sin embargo, ellos fueron rebeldes. No obedecieron mis mandamientos, que dan vida a quienes los obedecen, ni me adoraron el día sábado.»Yo estaba tan enojado que, para desahogarme, allí en el desierto quise acabar con ellos.

22. Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo, y para que no hablaran mal de mí los pueblos que me vieron sacarlos de Egipto.

23. También allí, en el desierto, les juré seriamente que los dispersaría por todas las naciones del mundo,

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