17. »No se dejen dominar por el deseo de tener lo que otros tienen, ya sea su esposa, su sirviente, su sirvienta, su buey, su burro, o cualquiera de sus pertenencias».
18. Cuando los israelitas escucharon los truenos y el toque de trompeta, y vieron los relámpagos y el humo que cubría la montaña, sintieron mucho miedo y se mantuvieron lejos de allí.
19. Luego fueron a decirle a Moisés:—Es mejor que seas tú quien nos hable. Dinos qué debemos hacer, y te obedeceremos. Si Dios nos habla, podríamos morir.
20. Pero Moisés les dijo:—¡No tengan miedo! Dios quiere ponerlos a prueba. Si ustedes lo obedecen, todo les saldrá bien.