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Daniel 6:1-17 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

1. Para mantener el control de su reino, Darío nombró a ciento veinte personas que le ayudaban a gobernar.

2. A esos ciento veinte los vigilaban tres jefes superiores a ellos. Uno de esos tres jefes era Daniel.

3. Y tan bueno fue el desempeño de Daniel que el rey lo nombró jefe de todos, y hasta llegó a pensar en hacerlo jefe de todo el reino.

4. Los otros sólo esperaban que Daniel hiciera algo malo, o que cometiera algún error, para acusarlo con el rey. Pero no pudieron acusarlo de nada, pues Daniel siempre hacía bien su trabajo.

5. Por eso se pusieron de acuerdo y dijeron: «Como no tenemos nada de qué acusar a Daniel, lo haremos caer solamente con algo que tenga que ver con su religión».

6. Entonces los jefes principales fueron a ver al rey Darío, y le dijeron:«¡Deseamos que Su Majestad viva muchos años!

7. Todos los jefes y gobernantes queremos sugerir a Su Majestad que ponga en vigor una nueva ley. Según esa ley, durante un mes nadie podrá adorar a ningún dios ni persona, sino sólo a Su Majestad. Esa ley se aplicará en todo el reino, y cualquiera que la desobedezca será echado vivo a la cueva de los leones.

8. Si Su Majestad firma esta ley, nada ni nadie podrá cambiarla. Así lo dice la ley de los medos y los persas».

9. El rey aceptó firmar la ley.

10. Daniel lo supo, pero de todos modos se fue a su casa para orar a Dios. Daniel acostumbraba orar tres veces al día, así que entró en su cuarto, abrió la ventana y, mirando hacia Jerusalén, se arrodilló y comenzó a orar.

11. Cuando los jefes principales vieron que Daniel estaba orando a Dios,

12. fueron y lo acusaron con el rey. Le dijeron:—Su Majestad ha ordenado que durante un mes nadie adore a ningún dios ni persona, que no sea usted. El mes no ha terminado todavía, ¿no es cierto? Además, Su Majestad ha ordenado también que quien desobedezca sea echado a la cueva de los leones.El rey respondió:—Así es, y las leyes de los medos y los persas nadie las puede cambiar.

13. Entonces dijeron:—Pues ese Daniel, que trajeron preso de la tierra de Judá, no obedece la ley de Su Majestad. Al contrario, ¡tres veces al día se arrodilla para orar a su Dios!

14. Cuando el rey escuchó esto, se puso muy triste, y toda la noche estuvo pensando en cómo salvar a Daniel.

15. Al día siguiente, los jefes principales fueron a verlo y le dijeron:—Su Majestad sabe bien que Daniel debe morir. Cuando un rey de los medos y los persas firma una ley, nadie puede cambiarla.

16. Entonces el rey mandó traer a Daniel, para que lo echaran a la cueva de los leones. Pero antes de que lo echaran, el rey le dijo: «Daniel, deseo que te salve el Dios a quien tú siempre has adorado».

17. Enseguida echaron a Daniel a la cueva de los leones. Luego taparon la cueva con una piedra muy grande, y el rey puso su sello en la entrada. Lo mismo hicieron los jefes principales para que nadie se atreviera a sacar de allí a Daniel.

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