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2 Samuel 6:9-23 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

9. Pero luego sintió miedo y dijo: «Ya no me atrevo a cuidar el cofre de Dios».

10. Y David no se atrevió a llevar el cofre de Dios a Jerusalén, así que lo dejó en casa de Obed-edom, que vivía en Gat.

11. El cofre de Dios se quedó allí tres meses, y durante ese tiempo Dios bendijo a Obed-edom y a todos sus familiares.

12. Alguien fue a decirle a David: «Como Obed-edom tiene en su casa el cofre del pacto, Dios lo ha bendecido mucho, lo mismo que a sus familiares, y le ha dado más de lo que tenía».Entonces David fue a la casa de Obed-edom para llevarse el cofre a Jerusalén. Hizo una gran fiesta;

13. cada vez que los que llevaban el cofre daban seis pasos, David ofrecía a Dios un toro y un ternero.

14. Para agradarle a Dios, David danzaba con mucha alegría. Llevaba puesta sólo una túnica sacerdotal de lino.

15. Y así, entre gritos de alegría y toques de trompeta, David y todos los israelitas llevaron el cofre de Dios a Jerusalén.

16. Mical, la hija de Saúl, estaba en la ventana del palacio cuando el cofre de Dios iba entrando a la ciudad, y se disgustó mucho al ver cómo el rey David saltaba y danzaba para agradar a Dios.

17. El cofre de Dios fue llevado a una carpa que David había preparado, y allí David le presentó a Dios muchas ofrendas de animales y de vegetales.

18. Luego bendijo al pueblo en nombre de Dios,

19. y a cada uno de los presentes le dio un pan de harina, uno de dátiles y otro de pasas. Después de eso, todos se fueron a su casa.

20. También David se fue a su casa, y al llegar empezó a bendecir a su familia. Pero Mical le dijo:—¡Hoy has hecho el ridículo! No te has portado a la altura de un rey. Con los saltos que dabas, hasta la última de tus sirvientas te vio el trasero. ¡Realmente te has portado como una persona vulgar y sin vergüenza!

21. David le contestó:—Si dancé, lo hice para agradar a Dios. Y recuerda que fue Dios quien rechazó a tu padre y a tu familia. Además, fue Dios mismo quien me eligió como rey de su pueblo.

22. Y si a ti te parece que me rebajo, pues seguiré rebajándome. Pero aun así, esas sirvientas que dices comprenderán por qué lo hago, y me honrarán.

23. Y Dios castigó a Mical; por eso ella nunca tuvo hijos.

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