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2 Samuel 15:1-18 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

1. Tiempo después, Absalón andaba en un carro jalado por caballos; lo acompañaban cincuenta guardaespaldas.

2. Todos los días se levantaba muy temprano y se paraba a un lado del camino, a la entrada de la ciudad. Si alguien iba a ver al rey para arreglar sus problemas, Absalón lo llamaba y le preguntaba de dónde venía. En cuanto aquél le decía de qué tribu era,

3. Absalón le aseguraba:—Lo que pides es muy justo, pero el rey no tiene a nadie que atienda estos asuntos.

4. Si yo gobernara este país, los atendería y les haría justicia.

5. Además, a los que se acercaban a saludarlo y se inclinaban ante él, Absalón los levantaba, los abrazaba y los besaba.

6. Y así lo hacía con todos los que iban a ver al rey. De esa manera, fue ganándose a la gente.

7-8. Así pasaron cuatro años. Un día, Absalón le dijo al rey:—Cuando yo vivía en Guesur, le prometí a Dios que si él me permitía volver a Jerusalén, yo iría a Hebrón para adorarlo. Yo te ruego que me dejes ir allá para cumplir mi promesa.

9-11. El rey le dijo que podía irse tranquilo, y Absalón se fue acompañado de doscientos hombres. Pero ninguno de ellos conocía los planes de Absalón. Desde Hebrón mandó a decir a todas las tribus de Israel: «Cuando oigan sonar la trompeta, griten: “¡Absalón ha sido coronado rey en Hebrón!”»

12. Mientras Absalón presentaba sus ofrendas a Dios, mandó llamar a Ahitófel, que era uno de los consejeros de David y vivía en la ciudad de Guiló. Mientras tanto, cada día era más la gente que se unía a Absalón, de modo que la rebelión contra David fue cobrando fuerza.

13. Un mensajero fue a decirle a David: «Absalón se está ganando la simpatía de todos los israelitas, y ahora ellos lo apoyan».

14. Entonces David le dijo a todos los asistentes y consejeros que estaban con él en Jerusalén:—Vámonos de aquí, pues de lo contrario ya no podremos escapar. En cualquier momento Absalón va a atacar la ciudad, y nos matará.

15. Sus asistentes le dijeron:—Nosotros estamos a las órdenes de Su Majestad.

16-17. El rey David huyó con su familia y toda su gente. Sólo dejó en su palacio a diez de sus mujeres. Al salir de la ciudad, se detuvieron en la última casa. Los asistentes de David se pusieron a su lado, y toda la gente marchó delante de David.

18. Primero pasaron los quereteos, seguidos de los peleteos y de seiscientos geteos. Todos estos soldados filisteos habían seguido a David desde Gat.

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