20. Claro que él lo hizo para que se arreglen las cosas. Pero Su Majestad es tan sabio como un ángel de Dios, y sabe todo lo que pasa en este mundo.
21. Más tarde, el rey llamó a Joab y le dijo:—Voy a atender enseguida el problema de esta mujer. Tú ve y ocúpate de que vuelva mi hijo Absalón.
22. Joab se inclinó de cara al suelo delante del rey, y luego de bendecirlo le dijo:—Muchas gracias, Su Majestad, por haberme concedido lo que le pedí.
23. Luego Joab fue a Guesur y trajo de allá a Absalón, pero cuando éste llegó a Jerusalén,
24. el rey dijo: «No quiero verlo. Que se vaya a su casa». Así que Absalón se fue a su casa, y no se le permitía ver al rey.
25. En todo Israel no había un hombre tan bello y atractivo como Absalón, pues no tenía ningún defecto.
26. El pelo se lo cortaba cada año, cuando ya lo tenía muy largo, y lo que le cortaban pesaba más de dos kilos.
27. Absalón tuvo tres hijos y una hija. Su hija se llamaba Tamar, y era una joven muy hermosa.