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2 Reyes 4:27-42 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

27. Pero cuando ella llegó a donde estaba Eliseo, se arrojó a sus pies. Guehazí entonces se acercó para apartarla, pero Eliseo le dijo:—¡Déjala! Ella está muy, pero muy triste, y Dios no me ha dicho qué sucede.

28. Entonces la mujer le dijo a Eliseo:—¡Yo no le pedí a usted un hijo! ¿Acaso no le dije que no me engañara?

29. Eliseo le ordenó a Guehazí:—Prepárate, toma mi bastón, y ve a donde está el niño. Si te encuentras con alguien en el camino, no lo saludes. Si alguna persona te saluda, no le contestes. Cuando llegues, coloca mi bastón sobre la cara del niño.

30. Pero la madre del niño le dijo a Eliseo:—Juro por Dios y por la vida de usted, que no volveré a mi casa si no me acompaña.Entonces Eliseo se fue con ella.

31. Guehazí llegó más rápido que ellos y puso el bastón sobre la cara del niño, pero éste no se movió ni dio señales de vida. Guehazí regresó para encontrarse con Eliseo y le dijo: «El niño no se mueve ni reacciona».

32. Cuando Eliseo llegó a la casa, vio al niño que estaba muerto y tendido sobre su cama.

33. Así que entró en la habitación, cerró la puerta, y se quedó a solas con el niño. Después de orar a Dios,

34. subió a la cama y se tendió sobre el cuerpo del niño. Puso su boca sobre la boca del niño, sus ojos sobre sus ojos y sus manos sobre sus manos. En cuanto el cuerpo de Eliseo tocó el del niño, éste comenzó a revivir.

35. El profeta se levantó y caminó de un lado al otro de la habitación. Después volvió a tenderse sobre el cuerpo del niño. Éste estornudó siete veces y después abrió los ojos.

36. Eliseo llamó a Guehazí y le dijo: «Llama de inmediato a la madre». El sirviente llamó a la madre, y cuando ella llegó a donde estaba Eliseo, éste le dijo: «Aquí tienes a tu hijo».

37. La mujer se acercó y se arrojó a los pies de Eliseo. Luego tomó a su hijo y salió de la habitación.

38. Después de esto, Eliseo volvió a Guilgal. Por esa época no había qué comer en la región, y todos pasaban hambre. Un día, Eliseo estaba sentado con los profetas, y le dijo a su sirviente: «Prepara en la olla grande un guiso».

39. Uno de los profetas, que había ido al campo para juntar hierbas, encontró un arbusto silvestre, cuyos frutos eran como calabazas. Llenó su capa con ellas, y cuando llegó a la casa las cortó y las puso en el guiso sin saber qué eran.

40. Después sirvieron el guiso a los profetas para que lo comieran. Mientras comían, ellos gritaron: «¡Eliseo, hombre de Dios, el guiso está envenenado!»No pudieron comerlo,

41. pero Eliseo dijo: «¡Traigan harina!»Ellos se la llevaron, y Eliseo la echó en la olla, y ordenó: «Sírvanles de comer».Esta vez todos comieron y no les hizo daño.

42. Después llegó un hombre que venía de Baal-salisá, trayéndole a Eliseo veinte panes de cebada, hechos con harina de la primera cosecha, y además le llevó trigo fresco en una bolsa. Eliseo le dijo a su sirviente:—Dale a los profetas para que coman.

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