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2 Reyes 4:1-22 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

1. Una mujer que había estado casada con un profeta le dijo a Eliseo:—Mi marido estuvo siempre al servicio de Dios y de usted, pero ahora está muerto. Él había pedido dinero prestado, y ahora el hombre que se lo prestó se quiere llevar como esclavos a mis dos hijos.

2. Eliseo le preguntó:—¿Qué puedo hacer para ayudarte? Dime, ¿qué tienes en tu casa?La mujer le contestó:—¡Lo único que tengo es una jarra de aceite!

3. Eliseo le dijo:—Ve y pídele a tus vecinas que te presten jarras vacías. Trata de conseguir todas las que puedas.

4. Después, entra en tu casa con tus hijos y cierra la puerta. Echa aceite en las jarras y ve poniendo aparte las que se vayan llenando.

5. La mujer se despidió de Eliseo, fue a su casa, entró junto con sus hijos y cerró la puerta. Los hijos le llevaban las jarras y la mujer las llenaba con aceite.

6. Después de un rato, la mujer le dijo a uno de sus hijos:—Tráeme otra jarra.Él le contestó:—Ya no quedan más.En ese momento el aceite se acabó.

7. La mujer fue a ver al profeta y le contó lo que había pasado. Él le dijo:—Ve, vende el aceite, y págale a ese hombre lo que le debes. Con lo que te quede podrán vivir tú y tus hijos.

8. Un día, Eliseo fue al pueblo de Sunem. Allí, una mujer muy importante le insistió que fuera a comer a su casa. Y cada vez que Eliseo pasaba por allí, se quedaba a comer en casa de ella.

9. Entonces la mujer le dijo a su esposo:—Mira, yo sé que este hombre que nos visita cuando pasa por el pueblo, es un profeta de Dios.

10. Construyamos en la terraza una habitación. Pongámosle una cama, una mesa, una silla y una lámpara, y así el profeta podrá quedarse cada vez que venga a visitarnos.

11. Un día, Eliseo llegó y se quedó a dormir en la habitación que le habían construido.

12-15. Luego le dijo a su sirviente Guehazí:—Esta señora se ha preocupado mucho por nosotros, pregúntale qué podemos hacer por ella. Pregúntale también si quiere que le hablemos bien de ella al rey o al jefe del ejército.Cuando el sirviente de Eliseo se lo preguntó, la mujer contestó:—No me falta nada; vivo tranquila entre mi gente.Cuando Eliseo le preguntó a su sirviente qué podían hacer por ella, Guehazí contestó:—Bueno, ella no tiene hijos y su marido es anciano.Entonces Eliseo le dijo:—Llámala.El sirviente la llamó, y cuando ella llegó, se quedó en la puerta.

16. Eliseo le dijo:—El próximo año, por estas fechas, llevarás en tus brazos un hijo tuyo.La mujer respondió:—Usted es un profeta de Dios y yo soy su servidora. Por favor, no me mienta.

17. Pero la mujer quedó embarazada y al año siguiente tuvo un hijo, tal como le había dicho Eliseo.

18. El niño creció, y un día fue a ver a su padre, que andaba en el campo con sus trabajadores.

19. El niño se quejó, y le gritó a su padre:—¡Ay! ¡Mi cabeza! ¡Me duele la cabeza!El padre le ordenó a un sirviente que llevara al niño a donde estaba su madre.

20. El sirviente lo levantó y se lo llevó a la madre. Ella lo sentó sobre sus rodillas hasta el mediodía, pero a esa hora murió.

21. La madre subió al niño a la habitación del profeta y lo puso sobre la cama. Después salió, cerró la puerta,

22. llamó a su esposo, y le dijo:—Préstame a uno de tus sirvientes, y también una burra. Necesito ir rápidamente a buscar al profeta; enseguida vuelvo.

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