3. En el mes de Abib, del primer año de su reinado, Ezequías ordenó que las puertas del templo se abrieran y fueran reparadas.
4. Después reunió a los sacerdotes y a sus ayudantes en el patio que estaba al este del templo,
5. y les dijo:«Escúchenme con atención: Es urgente que ustedes se preparen para honrar al Dios de sus antepasados y que preparen también su templo. Saquen de allí todo lo que a Dios no le agrada.
6. »Nuestros antepasados dejaron de adorar a Dios y abandonaron su templo. Desobedecieron a nuestro Dios,
7. pues cerraron las puertas de su templo y dejaron de adorarlo; apagaron las lámparas, dejaron de quemar incienso y no volvieron a presentar ofrendas en su honor.
8. »Por eso Dios castigó a los habitantes de Judá y de Jerusalén. Fue tan terrible el castigo, que no salíamos de nuestro asombro.
9. Nuestros padres murieron en batalla, y nuestros enemigos se llevaron prisioneros a nuestros hijos, hijas y esposas.
10. »Pero si hacemos un pacto con nuestro Dios, podremos volver a agradarle.
11. Dios los ha elegido a ustedes para que estén siempre a su servicio, y para que lo adoren. Por eso ahora les pido, amigos míos, que no sean perezosos y cumplan con su deber».