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2 Crónicas 28:12-26 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

12. Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum y Amasá hijo de Hadlai, eran los jefes de la tribu de Efraín. Al oír al profeta Obed, se volvieron a los soldados

13. y les dijeron:«No permitiremos que metan a estos prisioneros en la ciudad; lo que ustedes quieren hacer aumentará nuestras faltas ante Dios, que ya de por sí son muchas, y Dios nos castigará duramente».

14. Entonces los soldados reaccionaron, y delante de aquellos cuatro jefes y de todo el pueblo reunido, dejaron libres a los prisioneros y devolvieron todo lo que habían tomado.

15. Luego los cuatro jefes se encargaron de atender a los prisioneros. Tomaron la ropa y las sandalias, y se las devolvieron a los prisioneros que estaban desnudos. Todos recibieron ropa, comida y bebida, y algunos fueron curados de sus heridas con aceite. Finalmente, montaron en burros a todos los que no podían caminar, y los llevaron a Jericó, donde los entregaron a sus parientes. Después de eso regresaron a Samaria.

16-21. Ahaz siguió desobedeciendo a Dios, y dejó que la maldad creciera en Judá. Por eso Dios volvió a castigar a los de Judá, y permitió que otra vez los edomitas los derrotaran y se llevaran a muchos prisioneros.También dejó que los filisteos los atacaran, y que se apoderaran de las ciudades que estaban en la llanura y en el desierto del sur; entre ellas estaban las ciudades de Bet-semes, Aialón y Guederot, y también las ciudades de Socó, Timná y Guimzó, junto con los pueblos que las rodeaban.Entonces Ahaz le pidió ayuda a Tiglat-piléser, que era el rey de Asiria. Incluso le envió como regalo todos los objetos de valor que encontró en el templo de Dios, en su palacio y en las casas de los principales jefes del pueblo. Sin embargo, el rey de Asiria, lejos de apoyarlo, también lo atacó y lo puso en una situación aún más difícil.

22. A pesar de haber sufrido tanto, el rey Ahaz fue aún más desobediente.

23. Llegó al extremo de presentarle sacrificios a los dioses falsos de Damasco, pues pensaba que si esos dioses habían ayudado a los reyes de Siria a vencerlo, también lo ayudarían a él si los adoraba. Pero eso, en vez de ayudarlo, provocó su ruina y la de todo el reino.

24-25. Dios se enojó muchísimo con Ahaz, porque había destrozado los utensilios del templo de Dios, y había mandado a cerrar las puertas del templo. También había construido altares en todas las esquinas de Jerusalén y en las colinas de Judá, para adorar a dioses falsos.

26. Toda la historia de Ahaz, lo que hizo y la manera en que vivió, está escrita en el libro de la historia de los reyes de Israel y de Judá.

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