2. Pero Samuel le dijo:—Dios mío, si Saúl llega a saberlo, me va a matar. ¿Cómo se lo voy a ocultar?Dios le dijo:—Llévate una vaquita y dile que vas a presentarme una ofrenda.
3. Pídele a Jesé que te acompañe. Cuando yo te diga a cuál de sus hijos he elegido como rey, tú le pondrás aceite en la cabeza.
4. Y Samuel obedeció a Dios. Cuando llegó a Belén, los líderes del pueblo se preocuparon mucho y le dijeron:—¿A qué has venido? ¿Hay algún problema?
5. Samuel les contestó:—Todo está bien. No pasa nada. Sólo vine a presentarle a Dios esta ofrenda. Prepárense y vengan conmigo al culto.Samuel mismo preparó a Jesé y a sus hijos para que pudieran acompañarlo en el culto.
6. Cuando llegaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Estoy seguro de que Dios ha elegido a este joven».
7. Pero Dios le dijo: «Samuel, no te fijes en su apariencia ni en su gran estatura. Éste no es mi elegido. Yo no me fijo en las apariencias; yo me fijo en el corazón».
8. Jesé llamó entonces a Abinadab, y se lo presentó a Samuel. Pero Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido Dios».
9. Luego Jesé llamó a Samá, pero Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido Dios».
10. Jesé le presentó a Samuel siete hijos suyos, pero Samuel le dijo que ninguno de ellos era el elegido de Dios.
11. Finalmente, le preguntó a Jesé:—¿Ya no tienes más hijos?Y Jesé le contestó:—Tengo otro, que es el más joven. Está cuidando las ovejas.Samuel le dijo:—Manda a llamarlo, pues no podemos continuar hasta que él venga.
12. Jesé hizo llamar a David, que era un joven de piel morena, ojos brillantes y muy bien parecido. Entonces Dios le dijo a Samuel: «Levántate y échale aceite en la cabeza, porque él es mi elegido».
13. Samuel tomó aceite y lo derramó sobre David, en presencia de sus hermanos. Después de eso, regresó a Ramá. En cuanto a David, desde ese día el espíritu de Dios lo llenó de poder.