34. Les dice Jesús: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
35. ¿No decís vosotros que aún hay cuatro meses y la siega viene? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad el campo, porque ya están blancas para la siega.
36. Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra también goce, y el que siega.
37. Porque en esto es el dicho verdadero: Que uno es el que siembra, y otro es el que siega.
38. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
39. Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio, diciendo : Que me dijo todo lo que he hecho.
40. Viniendo pues los samaritanos a él, le rogaron que se quedase allí; y permaneció allí dos días.
41. Y creyeron muchos más por la palabra de él.
42. Y decían a la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
43. Y dos días después, salió de allí, y se fue a Galilea.
44. Porque el mismo Jesús dio testimonio de que un profeta en su tierra no tiene honra.
45. Y cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, vistas todas las cosas que había hecho en Jerusalén en la Fiesta; porque también ellos habían ido a la Fiesta.
46. Vino pues Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había hecho el vino del agua. Y había en Capernaum uno del rey, cuyo hijo estaba enfermo.