Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Juan 3:14-25 Sagradas Escrituras 1569 (SEV)

14. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado;

15. para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.

16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

17. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo, para que condene al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

18. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del Unigénito Hijo de Dios.

19. Y esta es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas.

20. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece a la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean redargüidas.

21. Mas el que obra verdad, viene a la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios.

22. Pasado esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea; y estaba allí con ellos, y bautizaba.

23. Y bautizaba también Juan en Enón junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados.

24. Porque Juan, no había sido aún puesto en la cárcel.

25. Y hubo cuestión entre los discípulos de Juan y los Judíos acerca de la purificación.

Leer capítulo completo Juan 3