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2 Corintios 11:14-32 Sagradas Escrituras 1569 (SEV)

14. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz.

15. Así que, no es mucho si sus ministros se transfiguran como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

16. Otra vez digo: Que nadie me estime ser loco; de otra manera, recibidme como a loco, para que aun me gloríe yo un poquito.

17. Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloria.

18. Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré.

19. Porque de buena gana toleráis los locos, siendo vosotros sabios;

20. porque toleráis si alguno os pone en servidumbre, si alguno os devora, si alguno toma, si alguno se ensalza, si alguno os hiere en la cara.

21. Lo digo en cuanto a la afrenta, como si nosotros hubiésemos sido flacos (en esta parte). Pero en lo que otro tuviere osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía.

22. ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son simiente de Abraham? También yo.

23. ¿Son ministros de Cristo? (Como poco sabio hablo), yo más; en trabajos más abundante ; en azotes más; en cárceles más; en muertes, muchas veces.

24. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.

25. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; noche y día he estado en lo profundo (del mar);

26. en caminos, muchas veces; peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros con falsos hermanos;

27. en trabajo y fatiga, en muchas vigilias, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;

28. y además de otras cosas, mi combate de cada día es la solicitud de todas las Iglesias.

29. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿Quién se tropieza, y yo no me quemo?

30. Si es necesario gloriarse, me gloriaré yo de lo que es de mi flaqueza.

31. El Dios y Padre del Señor nuestro Jesús, el Cristo, que es bendito por los siglos, sabe que no miento.

32. En Damasco, el capitán de la gente del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;

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