1. Ciertamente tiempo determinado tiene el hombre sobre la tierra, y sus días son como los días del jornalero.
2. Como el siervo anhela la sombra, y como el jornalero espera el reposo de su trabajo,
3. así poseo yo los meses de vanidad, y las noches de trabajo me dieron por cuenta.
4. Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Y mido la noche, y estoy harto de devaneos hasta el alba.
5. Mi carne está vestida de gusanos, y de terrones de polvo; mi piel hendida y abominable.
6. Mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza.
7. Acuérdate que mi vida es un viento, y que mis ojos no volverán para ver el bien.
8. Los ojos de los que ahora me ven, no me verán más; tus ojos serán sobre mí, y dejaré de ser.
9. La nube se acaba, y se va; así el que desciende al sepulcro, que nunca más subirá;
10. no tornará más a su casa, ni su lugar le conocerá más.
11. Por tanto yo no reprimiré mi boca; hablaré con la angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma.
12. ¿Soy yo un mar, o dragón, que me pongas guarda?
13. Cuando digo: Mi cama me consolará, mi cama atenuará mis quejas;
14. entonces me quebrantarás con sueños, y me turbarás con visiones.