8. Y cado uno dio las piedras preciosas con que se halló para el tesoro de la casa del SEÑOR, en mano de Jehiel gersonita.
9. Y se alegró el pueblo de haber contribuido de su voluntad; porque con entero corazón ofrecieron voluntariamente al SEÑOR.
10. Asimismo el rey David se alegró mucho, y bendijo al SEÑOR delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh SEÑOR, Dios de Israel, nuestro padre, de siglo a siglo.