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Juan 4:8-23 Reina Valera Gómez (RVG)

8. (Pues los discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer).

9. Entonces la mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.

10. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías a Él, y Él te daría agua viva.

11. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?

12. ¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?

13. Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed,

14. pero el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

15. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que yo no tenga sed, ni venga acá a sacarla.

16. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.

17. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;

18. porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.

19. La mujer le dijo: Señor, me parece que tú eres profeta.

20. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.

21. Jesús le dijo: Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.

22. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.

23. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; pues también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

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