Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Juan 3:8-22 Reina Valera Gómez (RVG)

8. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

9. Respondió Nicodemo, y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?

10. Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?

11. De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto testificamos, y no recibís nuestro testimonio.

12. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?

13. Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre que está en el cielo.

14. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado;

15. para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

17. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.

18. El que en Él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya es condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

19. Y ésta es la condenación; que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

20. Porque todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas.

21. Pero el que obra verdad, viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

22. Después de estas cosas, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea; y estuvo allí con ellos, y bautizaba.

Leer capítulo completo Juan 3