Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Salmos 39:3-13 Reina Valera Gómez (RVG)

3. Se enardeció mi corazón dentro de mí; se encendió fuego en mi meditación, y así proferí con mi lengua:

4. Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuál sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy.

5. He aquí diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente el hombre, aun en su mejor estado, es completa vanidad. (Selah)

6. Ciertamente en tinieblas anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riqueza, y no sabe quién la recogerá.

7. Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.

8. Líbrame de todas mis transgresiones; no me pongas por escarnio del insensato.

9. Enmudecí, no abrí mi boca; porque tú lo hiciste.

10. Quita de sobre mí tu plaga; bajo los golpes de tu mano estoy consumido.

11. Con castigos sobre el pecado corriges al hombre, y haces consumirse como de polilla su grandeza: Ciertamente vanidad es todo hombre. (Selah)

12. Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor: no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy para contigo, y advenedizo, como todos mis padres.

13. Déjame, y tomaré fuerzas, antes que vaya y perezca.

Leer capítulo completo Salmos 39