2. Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; y se agravó mi dolor.
3. Se enardeció mi corazón dentro de mí; se encendió fuego en mi meditación, y así proferí con mi lengua:
4. Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuál sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy.
5. He aquí diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente el hombre, aun en su mejor estado, es completa vanidad. (Selah)