Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Salmos 38:9-22 Reina Valera Gómez (RVG)

9. Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto.

10. Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor; y aun la misma luz de mis ojos se ha ido de mí.

11. Mis amigos y mis compañeros se quitaron de delante de mi plaga; y mis cercanos se pusieron lejos.

12. Los que buscaban mi alma tendieron lazos; y los que procuraban mi mal hablaban iniquidades, y meditaban fraudes todo el día.

13. Mas yo, como si fuera sordo no oía; y estaba como un mudo, que no abre su boca.

14. Fui, pues, como un hombre que no oye, y que en su boca no tiene reprensiones.

15. Porque en ti, oh Jehová, esperé yo: Tú responderás, Jehová Dios mío.

16. Porque dije: Que no se alegren de mí: Cuando mi pie resbalaba, sobre mí se engrandecían.

17. Pero yo estoy a punto de claudicar, y mi dolor está delante de mí continuamente.

18. Por tanto confesaré mi maldad; Me contristaré por mi pecado.

19. Porque mis enemigos están vivos y fuertes; y se han aumentado los que me aborrecen sin causa:

20. Y pagando mal por bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno.

21. No me desampares, oh Jehová: Dios mío, no te alejes de mí.

22. Apresúrate a socorrerme, oh Señor, mi salvación.

Leer capítulo completo Salmos 38