Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Salmos 139:12-24 Reina Valera Gómez (RVG)

12. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día: lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13. Porque tú formaste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre.

14. Te alabaré, porque formidable y maravillosamente me formaste; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.

15. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en secreto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra.

16. Mi embrión vieron tus ojos, siendo aún imperfecto; y en tu libro estaban escritos todos mis miembros, que fueron luego formados, cuando aún no existía ni uno de ellos.

17. ¡Qué preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!

18. Si los contara, serían más numerosos que la arena; al despertar aún estoy contigo.

19. De cierto, oh Dios, matarás al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.

20. Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre.

21. ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?

22. Los aborrezco con perfecto odio; los tengo por enemigos.

23. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos:

24. Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.

Leer capítulo completo Salmos 139