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Miqueas 7:1-12 Reina Valera Gómez (RVG)

1. ¡Ay de mí! porque he venido a ser como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, que no queda racimo para comer; mi alma desea los primeros frutos.

2. Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres: todos acechan por sangre; cada cual arma red a su hermano.

3. Para completar la maldad con ambas manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; el grande, habla el antojo de su alma, y lo confirman.

4. El mejor de ellos es como el abrojo, y el más recto, como el zarzal; el día de tus atalayas y de tu visitación viene; ahora será su confusión.

5. No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe: de la que duerme a tu lado, guarda, no abras tu boca.

6. Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre son los de su propia casa.

7. Pero yo miraré a Jehová, esperaré en el Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.

8. No te alegres de mí, oh enemiga mía, porque aunque caiga, me volveré a levantar; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.

9. La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra Él, hasta que juzgue mi causa y haga mi juicio; Él me sacará a luz; veré su justicia.

10. Entonces mi enemiga lo verá, y la cubrirá vergüenza; la que me decía: ¿Dónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como el lodo de las calles.

11. El día en que se edificarán tus muros, aquel día será alejado el mandato.

12. En ese día vendrán hasta ti desde Asiria y las ciudades fortificadas, y desde las ciudades fortificadas hasta el Río, y de mar a mar, y de monte a monte.

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