19. Muéstranos qué le hemos de decir; porque nosotros no podemos ordenar nuestras ideas a causa de las tinieblas.
20. ¿Será preciso contarle cuando yo hablare? Por más que el hombre razone, quedará como abismado.
21. Y ahora no se puede mirar la luz esplendente en los cielos, luego que pasa el viento y los limpia,
22. viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible.
23. Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; y en juicio y en multitud de justicia no afligirá.
24. Lo temerán por tanto los hombres: Él no estima a ninguno que se cree ser sabio de corazón.