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Génesis 42:5-23 Reina Valera Gómez (RVG)

5. Y vinieron los hijos de Israel a comprar entre los que venían: porque había hambre en la tierra de Canaán.

6. Y José era el señor de la tierra; él era quien le vendía a todo el pueblo de la tierra. Y llegaron los hermanos de José y se inclinaron a él rostro a tierra.

7. Y José como vio a sus hermanos, los reconoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán a comprar alimentos.

8. José, pues, reconoció a sus hermanos; pero ellos no le reconocieron.

9. Entonces se acordó José de los sueños que había tenido de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.

10. Y ellos le respondieron: No, señor mío: mas tus siervos han venido a comprar alimentos.

11. Todos nosotros somos hijos de un varón: somos hombres de verdad: tus siervos nunca fueron espías.

12. Y él les dijo: No; sino que para ver lo descubierto del país habéis venido.

13. Y ellos respondieron: Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y otro no parece.

14. Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías:

15. En esto seréis probados: Vive Faraón que no saldréis de aquí, al menos que vuestro hermano menor venga aquí.

16. Enviad uno de vosotros, y traiga a vuestro hermano; y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si hay verdad en vosotros; y si no, vive Faraón, que sois espías.

17. Y los juntó en la cárcel por tres días.

18. Y al tercer día les dijo José: Haced esto, y vivid: Yo temo a Dios:

19. Si sois hombres de verdad, quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos; y vosotros id, llevad el alimento para el hambre de vuestras casas:

20. Pero habéis de traerme a vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y ellos lo hicieron así.

21. Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, que vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le oímos: por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.

22. Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven; y no escuchasteis? He aquí también su sangre es requerida.

23. Y ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos.

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