Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Deuteronomio 8:4-15 Reina Valera Gómez (RVG)

4. Tu ropa nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado por estos cuarenta años.

5. Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.

6. Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndolo.

7. Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes, de abismos que brotan por vegas y montes;

8. tierra de trigo y cebada, y de vides, e higueras, y granados; tierra de olivos, de aceite, y de miel;

9. tierra en la cual no comerás el pan con escasez, no te faltará nada en ella; tierra que sus piedras son hierro, y cortarás bronce de sus montes.

10. Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

11. Guárdate de que no te olvides de Jehová tu Dios, dejando de observar sus mandamientos, y sus derechos y sus estatutos que yo te ordeno hoy.

12. No sea que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que mores,

13. y se multipliquen tus vacas y tus ovejas, y se te multiplique la plata y el oro, y todo lo que tuvieres se te aumente,

14. y se eleve luego tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de siervos;

15. que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y Él te sacó agua de la roca del pedernal;

Leer capítulo completo Deuteronomio 8