8. Mas el pecado, tomando ocasión, obró en mí por el mandamiento toda concupiscencia: porque sin la ley el pecado está muerto.
9. Así que, yo sin la ley vivía por algún tiempo: mas venido el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí.
10. Y hallé que el mandamiento, á intimado para vida, para mí era mortal:
11. Porque el pecado, tomando ocasión, me engañó por el mandamiento, y por él me mató.
12. De manera que la ley á la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno.
13. ¿Luego lo que es bueno, á mí me es hecho muerte? No; sino que el pecado, para mostrarse pecado, por lo bueno me obró la muerte, haciéndose pecado sobremanera pecante por el mandamiento.
14. Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido á sujeción del pecado.
15. Porque lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago.