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Hechos 16:11-30 Reina-Valera Antigua (RVES)

11. Partidos pues de Troas, vinimos camino derecho á Samotracia, y el día siguiente á Neápolis;

12. Y de allí á Filipos, que es la primera ciudad de la parte de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días.

13. Y un día de sábado salimos de la puerta junto al río, donde solía ser la oración; y sentándonos, hablamos á las mujeres que se habían juntado.

14. Entonces una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura en la ciudad de Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo; el corazón de la cual abrió el Señor para que estuviese atenta á lo que Pablo decía.

15. Y cuando fué bautizada, y su familia, nos rogó, diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad: y constriñónos.

16. Y aconteció, que yendo nosotros á la oración, una muchacha que tenía espíritu pitónico, nos salió al encuentro, la cual daba grande ganancia á sus amos adivinando.

17. Esta, siguiendo á Pablo y á nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Alto, los cuales os anuncian el camino de salud.

18. Y esto hacía por muchos días; mas desagradando á Pablo, se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en la misma hora.

19. Y viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron á Pablo y á Silas, y los trajeron al foro, al magistrado;

20. Y presentándolos á los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo Judíos, alborotan nuestra ciudad,

21. Y predican ritos, los cuales no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos Romanos.

22. Y agolpóse el pueblo contra ellos: y los magistrados rompiéndoles sus ropas, les mandaron azotar con varas.

23. Y después que los hubieron herido de muchos azotes, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con diligencia:

24. El cual, recibido este mandamiento, los metió en la cárcel de más adentro; y les apretó los pies en el cepo.

25. Mas á media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos á Dios: y los que estaban presos los oían.

26. Entonces fué hecho de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se movían; y luego todas las puertas se abrieron, y las prisiones de todos soltaron.

27. Y despertado el carcelero, como vió abiertas las puertas de la cárcel, sacando la espada se quería matar, pensando que los presos se habían huído.

28. Mas Pablo clamó á gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal; que todos estamos aquí.

29. El entonces pidiendo luz, entró dentro, y temblando, derribóse á los pies de Pablo y de Silas;

30. Y sacándolos fuera, le dice: Señores, ¿qué es menester que yo haga para ser salvo?

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