10. En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez.
11. Así que, todo sacerdote se presenta cada día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados:
12. Pero éste, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre, está sentado á la diestra de Dios,
13. Esperando lo que resta, hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.
14. Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre á los santificados.
15. Y atestíguanos lo mismo el Espíritu Santo; que después que dijo:
16. Y este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en sus corazones, Y en sus almas las escribiré:
17. Añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados é iniquidades.
18. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por pecado.
19. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario por la sangre de Jesucristo,